¿Por qué los cuatro elementos?

Porque es una metáfora simple y muy valiosa que permite identificar comportamientos, sentimientos, formas de pensar y comunicarse.
Desde siempre, los cuatro elementos han estado en la mente como arquetipos. Los cuatro elementos juntos dan una sensación de un TODO que compone el universo. Con sólo imaginar uno de los elementos, se puede extrapolar las características humanas que tiene asociadas. Tanto las características positivas como las que nos incomodan.
Por ejemplo, si te imaginas el agua contenida en un recipiente o en un lago, puedes comprender por qué las personas identificadas con el agua son suaves en su trato y a su vez no se deciden a actuar.
Si en cambio, ves el agua corriendo en un arroyo, podrás adivinar por qué las personas de agua son tan cambiantes en su ánimo, porqué no enfrentan los obstáculos ni conflictos, y en cambio los rodean, pero se detienen cuando se sienten contenidas.

Cuatro elementos

La teoría de los cuatro elementos


Entre los años 493-433 A.C. Empédocles llega a la conclusión filosófica de que la Naturaleza tiene en total cuatro elementos o raíces y los llamó: tierra, fuego, aire y agua.
Estos elementos constituyen la base material y eterna del mundo, que son puestas en movimiento por dos fuerzas primitivas que, poéticamente, se denominan Amor y Odio y que son causa de un

acontecer regular, automático y mecánico.

Más tarde Hipócrates (460-336 a.C.) amplió esta teoría de los cuatro elementos, y los relaciona con cuatro humores (líquidos del cuerpo).
El distingue cuatro humores en el cuerpo: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema (del cerebro).

Considera que el equilibrio de estos cuatro humores daría lugar a un individuo saludable.

Mientras que, si uno de ellos predomina se crea uno de los cuatro temperamentos:

  • sanguíneo (optimista, sociable y animado)
  • colérico (amargado, impulsivo e irritable)
  • melancólico (pesimista, triste y reservado)
  • flemático (impasible, apático y controlado).

Vemos, entonces, que históricamente se ubicaban cuatro estilos de personalidad, que hoy podemos simbolizar con los cuatro elementos.
Los conflictos, los problemas de relación, se pueden abordar a través de esta metáfora universal.
En lugar de pensar en comportamientos, habilidades, pensamientos, sentimientos, se trabaja con los cuatro elementos.

Características de los cuatro elementos


Fuego:

Vitalidad, pasión, vehemencia, energía, entusiasmo, fuerza, franqueza,
radiación, brusquedad, voluntad, iniciativa, exaltación e impaciencia.

Tierra:

Firmeza, estabilidad, tenacidad y energía acumulada, búsqueda de lo concreto, practicidad,
paciencia, autodisciplina, cautela, seguridad en los procedimientos y convencionalismo

Aire:

Libertad, ideas, liviandad, cambio, centro en su mente, análisis, desapego, perspectiva,
verborragia, curiosidad, conceptualización y necesidad de socializar

Agua:

Flexibilidad, adaptación, sensibilidad, fluidez, reserva, intimidad, compasión,
necesidad de vincularse emocionalmente y servicio.


Los cuatro elementos en el trabajo en equipo


En el área del trabajo, los cuatro estilos se ven en sus reacciones y en sus quejas.A alguien identificado con el AGUA le será difícil vincularse en forma plena con personas secas e inexpresivas o con personas agresivas. A alguien identificado con TIERRA le resultará estresante un trabajo inestable e inseguro. Alguien identificado con el AIRE estará ahogado si está encerrado en su box, sin poder relacionarse socialmente. Alguien identificado con el FUEGO estará incómodo si su cargo le impide auto expresar su iniciativa y su creatividad.